91. Qué vamos hacer por la República.
Son muchas las cosas que podemos hacer por la República.
Conformar una idea que signifique la defensa permanente y prioritaria de la República frente a la Monarquía borbónica desde una visión en la que la Memoria histórica sea algo más que tratar de dignificar a las víctimas ocultando parte de la verdad de lo que sucedió.
Lo primero que hemos de hacer es no dar por buenas ninguna de las pretensiones que tiene el régimen del 78 de deslegitimar de todas las maneras posibles las virtualidades de la República y de legitimar el franquismo dejando en pie sus ocho pilares cobijando a la monarquía.
Las cloacas de la historia deben reservarse a quienes las consiguen y seguramente que este caso las merecen los dirigentes de España y el rebaño de esclavos con la que la pueblan, que fueron los que una vez muerto el dictado Franco, renegaron de la única posibilidad en la que la historia ha logrado de conseguir un estado de cosas racional y justo.
La gran traición se hizo a la República al no atreverse a entrar en su defensa luego de pasadas más de tres décadas de la guerra que había acabado con ella. Para librarse de esa amenaza, consistió en dar pábulo a los herederos franquistas en la edificación de una democracia que sin República no tenía sentido: Este es el binomio que hay que sostener.
Estamos convencidos de que la República es la única herramienta con la que podemos acabar con el Estado de cosas actual en el que no hay igualdad de derechos de las personas y en la que la mayorías circunstanciales se imponen a la mayorías reales, por ello hemos de denunciar que en estos tiempos nos encontramos que cuando se trata de defender la República frente al régimen monárquico, quienes se dicen republicanos: la desprecian y la dejan al final de las lista de prioridades.
Con la conciencia republicana, hemos de transformar los aspectos negativos producidos por el ser humano como lo fue el golpe de mano de 1936 que se ejecutó contra la población más indefensa: aquella que se tuvo que dejar matar para que no mataran a sus mujeres o a sus hijos.
Hemos de reivindicar y actuar por una República en la que todos los pueblos y naciones sean libres y en ese propósito hemos de apoyar en la medida de nuestras posibilidades a la naciente República de Catalunya.
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79. Colaborar en la gestión del sistema político.
Entrar a formar parte en este sistema que pretendemos cambiar en la realidad tiene unas consecuencias que es necesario que las hagamos constar para evitarlas en la medida de posible:
* Cuando las personas tocan poder, aquellas que han cogido sillón por el camino “democrático” que han elegido, de repente se hacen responsables de lo que hay y todo lo que querían hacer ya no lo hacen.
* Quienes tratan de cambiar el estado de cosas que querían cambiar cuando fueron electos, desde su incapacidad cargada de gran entusiasmo y voluntariedad, cambian su discurso y caen en la inmensa trampa de querer gestionar el sistema de mejor manera que quienes creen en él.
* Luego quienes desde su responsabilidad no hacen o no saben hacer, se ocultan tras la imposibilidad real y las dificultades que se encuentran en lugar de dejar ese puesto para el que demuestran no servir. * Para no perder el puesto asumen una nueva responsabilidad que no les corresponde y en vez de cambiar lo que hay que cambiar, harán lo que puedan si pueden, desde lo políticamente posible y desde el pragmatismo.
* Pasado un poco de tiempo y una vez que tienen fuerza y poder por poco que sea, tratan de remolcar a quienes les votamos a los mismos espacios políticos contra los que nos dijeron que quisieron luchar.
Esta puede ser una de las graves dificultades con la que nos encontramos a la hora de cambiar el mundo que se trata de cambiar desde el compromiso y la coherencia y estas actitudes resultan ser tan débiles que al final todos acaba alimentándose de actitudes contrarias.
Vamos a votar y siendo conscientes que siempre votamos al menos malo. Sabemos que elegimos a personas incapaces de cambiar porque no saben ni cómo ni hacia donde nada.
Ellas si acaso saben que son capaces de administrar y administrar les será es fácil porque ya lo hace el aparato burocrático que es en realidad quien gobierna sin necesidad de que nadie los dirija y que hará lo imposible para facilitar el cambio.
Y mientras tanto siguiendo colaborando con el sistema político, a la sociedad se le envían mensajes engañosos solamente con el objetivo de mantener votos y en todo caso captarlos. Nunca más se puede decir la verdad por si alguien oyendo nuestra verdad ya no nos vota en la vida.
57. La República.
La República tiene el nombre de mujer joven, de una niña bonita.
Nos dicen que las dos repúblicas que han nacido en esta tierra acabaron como el rosario de la aurora, quienes nos dicen, se callan que fue más que nada porque muchos auroros se levantaron a romperlas.
El movimiento republicano llegó de la mano de la revolución que trataba de acabar con las lacra de los regímenes monárquicos y avasalladores de principios del siglo XIX. Tardó en cuajar setenta años en un primer intento de advenimiento y otros sesenta el segundo… el resto más de doscientos años guardada la República en el rincón oscuro.
Es difícil pensar que en estos tiempos se reproduzcan aquellos sentimientos cargados de esperanza y pletórico de espontaneidad e inocencia que trajeron aquel advenimiento de la primavera de 1931.
Propuestas política regeneradoras. Propósitos sociales humanistas. Liberalismo social-democrático. Laicismo germinando entre las gentes. La cultural popular abriendo camino a la enseñanza libre y universal. Armonía entre modernidad y progresismo y entre españoles y federales.
Todos aquellos nuevos contextos se adaptaban a los sueños y los deseos profundos de una generación con aspiraciones de Justicia desde la igualdad, Libertad desde la paz y felicidad desde la fraternidad. La idea de la República era la proyección de una estructura ideal de vida en comunidad con expectativas comunes y sabían cómo hacerlos realidad.
La República representaba entonces y representa ahora todo lo contrario de los que se ha propiciado y trenzado a lo largo de siglos de historia y que ha significado una lucha constante de unos contra otros
La Republica lleva más de ochenta años ausente. Con la iniquidad que supone fue sustituida por los herederos de los derechos dinásticos borbónicos y los intereses que le rodean y que simboliza la ferocidad de conciencia bastarda nacida en 1936 y que significa acabar con quien piensa diferente y que todavía ahora no sabemos cómo rebatirlos.
Hoy 14 de Abril de 2018, a las ocho de la tarde, cuando en muchos despachos la bandera republicana se guarda en un cajón hasta el año que viene, nosotras almas republicanas nos comprometemos a trabajar cada día del resto de año para que la III República sea una realidad.