77. El deterioro de la realidad política en Navarra.
En Navarra en el mes de junio de 2015 se produjo un cambio político de gran transcendencia: por primera vez en toda su Historia la parte de población que estaba marginada de la realidad política tuvo mayoría en una parte importante de las instituciones locales y forales.
Como en esta ocasión, esta gente nunca había tenido la mayoría de los votos frente a los intereses caciquiles y ultramontanos. Nunca había quebrantando el orgullo católico que ahora debían apartarse de todos los poderes desde los que habían tenido el control de las cosas en esta tierra que dicen aunque no haya constancia de gente bruta pero noble.
La realidad es que se ha hecho muy poco porque el nuevo poder se ha atrevido hacer muy poco y solamente se ha tratado de modificar el color de algunos rincones. Pero lo importante y transcendente se ha dejado sin tocar y el espíritu de la Navarra inmortal está inmaculado.
Gana el miedo y la prudencia y el que no puedan decir.
Las fuerzas perdedoras no han admitido la pérdida y desde el primer día con falacias y exageraciones tratan de intimidar a la frágil mayoría. El poder incrustado en muchas peanas de la vieja organización política está allí y de manera unas veces marrulleras y otras sibilina, trata de poner en riesgo la tranquilidad que todavía ofrece esa otra gente.
La República también nos auguraba esos tiempos que acabaron con un golpe en la Plaza del castillo que se propagó la muerte y la violencia bajo una bandera que no significó más que guerra y dolor eterno.
Durante la ladina Transición también en cuanto se dieron algunas demostraciones de querer abandonar las sacristías, se confabularon de alguna manera con los sucesos de Montejurra de 1976 y la toma policial de los Sanfermines de 1978 que lograron atemorizar a la población.
Ahora que se puede hacer palanca y cambiar las cosas de siempre, de nuevo se mueven aires para levantar los ánimos cuanto más tropezados mejor. Tenemos el caso de la manada y el caso de los chicos de Altsasu que con unas connotaciones tan similares como diferentes, han movido a miles de personas a salir a la calle con escasa esperanza.
Provocaciones y amenazas, de nuevo alentando el miedo y los peores augurios, para que todo pueda volver a donde ha estado siempre.