105. La Justicia con empatía y compromiso.

 

Los procedimientos penales y civiles están implantados desde hace más de cien años y muchas de sus virtudes que quizás tuvieran en su día algún valor y eficiencia que los pudieran justificar, en estos tiempos no pasan de ser defectos que hay que solventar.

 

La Justicia en su normal desarrollo se tendría que impartir de manera inmediata en unos días, en unas semanas, en unos meses siguiente a los hechos que se quisieran juzgar. En ese proceso de valoración tendrían que ser actores necesarios más que espectadores del proceso todos los intervinientes directa e indirectamente en los hechos.

 

Es preciso que la Justicia que no llame solamente al castigo.

 

Es necesario que la justicia sirva para crear ambientes de empatía en el sentido de que cada cual sea capaz de ponerse en el lugar de la otra persona en su condición de víctima y la búsqueda de las características que las dos partes, que todas las partes, tienen como víctimas.

 

Hoy la Justicia se imparte desde la lejanía, una víctima, un acusado no puede hablar con quién le va a juzgar si así lo requiere. Toda relación con el tribunal la ha de hacer con intermediarios y desde la más absoluta frialdad si al juez le parece bien se hace y si no, no se hace.

 

Hemos de salir de ese esquema justiciero perverso en que hay quien acusa y quien defiende y un tercer quien juzga, todos desde un esquema que solamente refleja lo que la Justicia tiene de coacción y amenaza.

 

Ante la Justicia hay que dar la cara y nadie: ni víctimas ni acusados tendrían que esconderse tras los legajos y las estrategias que los abogados y procuradores formulan desde el fin que justifica los medios.

 

En los tribunales los jueces y magistrados, tendrían que estar con otros profesionales, que con sus conocimientos y experiencias lejos de las leyes fueran también constructores de las sentencias y prevenciones.

 

Cuando imaginamos el aparato de investigación que está a servicio de la Justicia con todas las fuerzas inimaginables en cantidad y despropósito que están trabajando para encontrar, perseguir y acorralar a los culpables, nunca somos conscientes de que la verdadera culpa está en las entrañas sociales y de que nos estamos construyendo una trampa.

 

Por exceso o por defecto: casi nunca se hace buen uso de la Justicia.