113. Fortalecer las fronteras.
El Consejo de Europa, un ejemplo autorizado del crimen, se acaba de reunir a propósito del colapso producido en las procelosas aguas del Mediterráneo por las personas que a la deriva quieren llegar a probar fortuna al primer mundo, llegando a algunos acuerdos sobre migración.
Propuestas que han surgido de la cumbre:
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Dinero para Turquía y para mantener milicias libias. Se prevé un acuerdo similar con Marruecos. Una política contra el migrante, de represión y violencia, pero cuidando que sea fuera de nuestras fronteras.
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Los fondos que deberían destinarse a cooperación van a parar a reforzar fronteras internas africanas. Incluso a las dictaduras tiránicas: armar y entrenar a las policías y ejércitos que nos sirvan de parapeto.
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Más control en fronteras externas: mandato a la Agencia europea de fronteras para que se encargue de la observación de las expulsiones, con objetivo específico de incrementar el número de deportaciones.
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Criminalización de las ONG de búsqueda y rescate en el mar. Se abre la puerta a un “código de conducta” europeo que se aplicará al impedir devoluciones en caliente, sin apelar al derecho internacional.
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Además de los puntos de desembarque fuera de la UE, se prevé construir centros cerrados en los que se separará a quienes tienen derecho de asilo de quienes no, que serán deportados de inmediato.
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En la práctica supondrá: detención de demandantes de asilo, convertir asilo en un proceso exprés con reducción de garantías humanitarias. Se reducirá el número de personas que reciben ese asilo.
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“Financiación flexible” de planes de control fronterizo para eliminar la posibilidad de que el Parlamento Europeo apruebe, siquiera conozca, los recursos utilizados y su finalidad concreta.
Es importante crear conciencia y que seamos consecuentes de que desde Europa y desde el Gobierno español nada se está solucionando.
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NINGUNA referencia a vías legales y seguras para el amparo.
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NINGUNA medida para apoyar a las personas migrantes.
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NINGUNA medida para asistir a las refugiadas que ya han llegado.
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NINGUNA referencia a avanzar en un sistema común de asilo.
109. Abrir las fronteras.
Es indiscutible que en el primer mundo consumimos varias veces los recursos naturales que tenemos y utilizamos a nuestro antojo mucho más trabajo que el que trabajo que aportamos al común para subsistir.
Para sostener el nivel medio de vida de una persona en occidente se precisan entre tres y diez veces de los recursos que tienen en su propio territorio y del trabajo que generan sus paisanos para mantenerlo.
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La capacidad de los recursos de la tierra en la totalidad del planeta y en los espacios concretos está superada desde hace varias décadas.
La tierra en algunos lugares concretos está esquilmada y sin embargo en el primer mundo se vive disfrutando de muchos más recursos de los que se tienen. En realidad las fronteras están abiertas para que el llamado mundo occidental de manera parcial y exagerada, para vivir a costa de los recursos naturales del resto de los habitantes de planeta.
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El trabajo viene inserto en aquellos productos que hemos decidido se laboren en sus lugares de origen con mano de obra barata.
El producto y el dinero para pagar la miseria, tienen la puerta abierta.
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Existen muchos trabajos habituales que quienes vivimos en este primer mundo los rechazamos y necesitamos de quien nos los haga.
Un resquicio de la puerta sirve para que alguien venga hacerlos aquí.
La economía política la cultura y el tipo de persona que ha obrado estas alternativas se piensan y despliegan en contra de las bases reales que permitan sostener la posibilidad de vida digna en todo el planeta.
Para solucionar nuestros problemas levantamos verjas que cierran la entrada de personas que emigran, puertas que se abren cada día para que pasen los recursos y las materias primas, los productos manufacturados con bajos salarios y sin derechos sociales, extraídos de los territorios desde donde parten esas personas que huyen del hambre y de la miseria.
Actuamos como personas que somos superiores porque estamos amparadas por un poder económico político y militar y porque podemos sostener un estilo de vida superior controlando el futuro de las personas.
Esta realidad desvela de forma gráfica: el carácter indigno y feroz, de las leyes territoriales y fronterizas de nuestro modelo económico, que una vez superados los límites del planeta: nos obliga abrir las puertas.
104. Los manteros.
En las calles de cualquier pueblo o ciudad nos podemos encontrar con personas a las que casi siempre identificamos como de origen subsahariano que tratan de ganarse la vida en las calles vendiendo baratijas. Estos productos que compran por impulso personas que no los necesitan la mayoría de las veces pero que es una manera de subvertir el sistema o de dar una limosna a la que no quieren llamar caridad.
Los manteros compran las cosas que venden en los almacenes que ellos saben dónde están. Allí pagan por el producto que compran lo que les piden. Luego tratan de venderlo en la calle a como les quieren pagar.
Las condiciones de vida en la calle son muy duras y lo saben y la viven acomodando el calor de frío a voluntad y quizás cuando disponen de algún bocadillo y una botella de agua de la fuente: comen y beben.
Viven a la aventura y a dispensa de quienes pasan a su lado nada más para que disfrutar de su vida mirando lo que venden. Si alguien escoge lo que le gusta y si le gusta algo, regatea prepotente y miserable y le niega un poco de margen a esa vida que le quiere regalar.
Los manteros son personas que casi nunca pueden trabajar en ningún otro sitio porque les dicen que no tienen ningún papel y que les hace falta ser personas legales para tener un trabajo para vivir, y encuentra en esta forma de sustento un medio con el que sobrevivir.
Se quejan las grandes marcas porque copian lo que ellas hacen y las venden a quienes nunca les comprarían. Es la competencia ilegal.
Se quejan los pequeños comercios sentados en la ciudad porque les quitan ventas que ellos nunca van a hacer. Es la competencia desleal.
Nos quejamos la gente de la calle cuando nos molesta que ocupen la calle y nos escandalizamos cuando no dicen y nos creemos que viven de las ayudas sociales y que tienen los hospitales y las medicinas gratis.
Y la policía y les quitan sus mantas con las cosas que tienen para vender. Los detienen y les pegan y los llevan a unas cárceles que tienen especiales para ellos pero a las que nos las pueden llamar cárceles porque no han cometido ningún delito. ¿Y a saber qué hacen allí con ellos…? Si de alguna cosa nos enteramos es cuando los matan.
Y tampoco hacemos nada porque la verdad es que nos caen lejos.